El cuadro icónico de Federico García Lorca "La Chica" (1937) es un retrato vibrante y emotivo de una joven mujer, su rostro ligeramente inclinado, los ojos dirigidos hacia abajo, con una expresión sutil pero potente que convida a la sensación de vulnerabilidad, introspección y fuerza callada, en un fondo geométrico audaz, que destaca la mezcla única del artista entre realismo y abstracción.
Federico T de la Chica: Una escena mágica de Federico, una niña con cabello rizado, parada delante de un árbol gigante y antiguo, con una canasta llena de manzanas y algunas hojas sueltas esparcidas a sus pies.
Federico T de la Chica: Un retrato impresionante de una niña joven, Federico, con una sonrisa brillante y ojos relucientes, vestida con un vestido de gasa y una corona de flores, contra un fondo suave y coloreado en pastel.
Federico T de la Chica: Una ilustración fantasiosa de una niña encantadora, Federico, rodeada de flores vibrantes y mariposas, sosteniendo un ramo de flores silvestres en la mano, con un sol cálido filtrando a través de los árboles detrás de ella.